Hoy te volví a ver en los ojos de alguien más. La misma mirada que tenías: amorosa, llena de sentimiento, con párpados sonrojados ligeramente caídos. Vi sus manos y pensé en las tuyas. Vi su dolor y no pude evitar recordar el tuyo.
Hoy reviví esos ocho años, que muchos pensaron que parecían un vía crucis, y para mí fueron los que me permitieron estar más cerca de ti, aunque tú dejaste de saber quién era yo.
Hoy lloré mucho al recordarte; pensar en ti casi siempre me hace bien, pero hoy me destrozó. Me haces mucha falta, por ratos siento la necesidad de llegar a casa, ir a tu cuarto, abrazarte y saber que todo va a estar bien mientras tú sigas conmigo.
Pero ya no estás aquí y qué falta me haces. Te extraño mucho y no puedo evitar llorarte.